Elmut es el Dios de la Vida y la Muerte. Es aquel que crea y destruye, el que engendra el don de la vida, y el que la arrebata. El que crea los ciclos de la vida, y hace que todo esté en una armónica y continua conexión. Él ha creado un mundo y un universo en equilibrio. Y ese equilibrio es la misma esencia del mundo en el que vivimos. Un equilibrio que ante todo se debe mantener y no trastocar, que puede ser benevolente y cruel. Pero que, sobre todo, es justo y necesario.
Hay muchas representaciones para Elmut, pero generalmente su imagen se basa en una forma humanoide con cabeza o pico de águila o halcón (muy similar al dios Horus egipcio). Por supuesto, el águila es el icono principal de esta religión, y se le considera un animal sagrado, las manifestaciones más puras en este mundo de Elmut. Los miembros de la Hermandad a veces representan al Dios encapuchado con la mismo tipo de capucha de pico de águila que usan ellos en sus uniformes y armaduras.
Esta religión posee una mitología bastante densa, y su libro, el Naroc (antes escrito en Isaurí arcaico, pero ahora transcrito en varios textos codificados), consta de seis grandes volúmenes, de los cuales dos están en poder de la hermandad, y un tercero fue requisado hace casi un siglo. De los otros tres nada se sabe, pues se perdieron durante las antiguas persecuciones, y se sospechan perdidos o destruidos.
En un muy, muy, muy escueto resumen, los tomos del Naroc hablan de:
La Hermandad posee los volúmenes III y V, y el volumen IV es el que fue requisado por la Orden Grabada, y no se sabe aún dónde está. Casi veinte autores están implicados en la redacción y codificación de estos tomos, entre ellos el propio Rai'alhan. Todos ellos fueron grandes sayyid de la Hermandad, o sacerdotes y profetas legendarios entre los fieles.
Antiguamente, el Culto a Elmut fue una religión muy influyente y extendida por las regiones del sureste. Antes se consideraban a sus sacerdotes guardianes del conocimiento, grandes maestros, filósofos y librepensadores, promotores del progreso y las ciencias tanto ocultistas como naturales. Sus bibliotecas eran legendarias, y sus tesoros, según cuentan, invalorables. Pero desde el decaimiento de la Hermandad y su consideración como culto hereje y fanático, se ha convertido en una religión secretista, hermética y, ciertamente, bastante sectaria.
En un muy, muy, muy escueto resumen, los tomos del Naroc hablan de:
- Volumen I: La creación y el Génesis del mundo como lo conocemos, explicaciones antiguas sobre astronomía, historias sobre constelaciones, etc...
- Volumen II: La batalla del orden contra el caos, explicaciones sobre fuerzas destructoras y creadoras, posible fuente de información sobre la Primigenia.
- Volumen III: La creación de los melek (los ángeles de esta religión) y la expansión del bien y de mal por el mundo de los hombres. Contiene una de las claves de los códices.
- Volumen IV: Tratado sobre el equilibrio, el papel de la vida y la muerte, y discusión sobre Elmut como dios verdadero por encima de otros dioses o religiones. Contiene la segunda clave de los códices.
- Volumen V: La historia de Rai'alhan, ritos y rezos de la Hermandad, bases del Credo de los asesinos, explicaciones sobre los Libros de los Suspiros.
- Volumen VI: Predicciones del haynut'yun (apocalipsis) y disertaciones sobre el Otro Lado, la Niebla y los viajes de ida y vuelta entre ambos mundos (cuentan que este libro podría tener la clave de la resurrección, pero está perdido).
La Hermandad posee los volúmenes III y V, y el volumen IV es el que fue requisado por la Orden Grabada, y no se sabe aún dónde está. Casi veinte autores están implicados en la redacción y codificación de estos tomos, entre ellos el propio Rai'alhan. Todos ellos fueron grandes sayyid de la Hermandad, o sacerdotes y profetas legendarios entre los fieles.
Antiguamente, el Culto a Elmut fue una religión muy influyente y extendida por las regiones del sureste. Antes se consideraban a sus sacerdotes guardianes del conocimiento, grandes maestros, filósofos y librepensadores, promotores del progreso y las ciencias tanto ocultistas como naturales. Sus bibliotecas eran legendarias, y sus tesoros, según cuentan, invalorables. Pero desde el decaimiento de la Hermandad y su consideración como culto hereje y fanático, se ha convertido en una religión secretista, hermética y, ciertamente, bastante sectaria.
Son muy selectivos, rozando el elitismo. Cualquiera no entra en este culto y asegura adorar a este Dios. Sus fieles son exigentes y devotos de corazón. Servir a Elmut implica mucho sacrificio, compromiso, y un voto de secreto. Para los asesinos, el hecho de entregar su dedo anular a la causa no es simplemente una forma de ganar una nueva arma. También es una prueba de su fe. Obviamente no hay que ser un asesino para creer en Elmut, ni perder el anular izquierdo para demostrar la fe hacia este Dios. Pero es cierto que la Hermandad es el órgano más fuerte y constante que ha promovido esta fe, y que indirectamente cualquiera que crea en Emut y le rinda culto, tiene o acaba teniendo contacto con ella. Mucha gente dona bienes, dinero y recursos de forma altruista a su causa, o incluso su vida y completa dedicación, hacen votos de silencio, castidad, hambre, etc... Cualquier prueba que implique sacrificio personal, es una prueba más de una fe verdadera.
Pero, ¿qué implica esta religión para la gente de la Hermandad? Prácticamente todo. Los miembros de la Hermandad entregan su vida al asesinato porque se ven a ellos mismos como las manos de Elmut en este mundo. Cada asesino es su acero, su enviado para imponer su voluntad. Absolutamente todo lo que hacen, cada vida que quitan, tiene algún tipo de tinte ritual o posee un vibrante significado oculto tras cada gesto. Cada víctima es una ofrenda a Elmut, una forma de mantener su sagrado equilibrio, y por ende, no sienten remordimientos. Están convencidos, en su gran mayoría, de que lo que hacen es correcto, y de que está por encima de cualquier ley, pues Elmut no actúa según los preceptos de los hombres.
Este concepto cumple varias funciones. Para empezar, se asegura de que cada asesino quite una vida sólo porque así Elmut lo designa, y no por deseo personal, para evitar carnicerías o asesinatos indiscriminados. Les enseña a respetar y a darle a cada vida el valor que tiene, y a no menospreciar el honor que supone arrebatarla y ofrecérsela a Elmut. También es una manera perfecta para aunar a todos los hermanos de la orden y enfocarlos hacia un mismo objetivo. Ejerce una fuerte presión social, tanto dentro como fuera del propio grupo, y hace que sean los propios miembros los que hagan que la pertenencia al mismo se vuelva casi vital. El miedo al rechazo del dios, y del resto de la Hermandad, por flaquear en estas creencias es mucho más fuerte de lo que parece. Precisamente por eso resulta una forma tan efectiva de control.
Todos los núcleos de la Hermandad, en cada ciudad, incorporan en su escondite una pequeña "capilla", que sirve como punto oratorio para los miembros de la Hermandad. De ella suele encargarse el sacerdote o rahip, con ayuda de algún que otro kesij (como monjes), que cuidan las imágenes de Elmut y realizan los rituales pertinentes. Técnicamente los sacerdotes y monjes de Elmut no son asesinos, y están al margen de la jerarquía de la Hermandad, aunque pertenezcan a ella. Todo el mundo les respeta y los trata con extremada educación, pues ellos son aquellos que manejan y escriben los nombres de los hayat en el Libro de los Suspiros, y los que tratan de que las almas de las víctimas encuentre correctamente el camino hasta Elmut.
Su trabajo también es el de enseñar, guiar e instruir a los miembros de la Hermandad en su fe. Les instan a no tener secretos con ellos, a que confíen ciegamente. Resuelven sus dudas y flaqueos espirituales, son su apoyo moral más importante además de sus propios compañeros. Otro motivo por el que es tan difícil que un asesino se revele contra Elmut, es porque en él encuentran un reconfortante punto de apoyo y de aceptación.
En resumen, lo que antes fue una de las religiones orientales más extendidas y cultas de la historia, ahora es una secta casi exclusiva de la Hermandad, secreta y absorbente, que sirve como método de control y seguro de fidelidad para todos los asesinos.
Otra cosa en la que, sin duda, esta religión puede resultar sectaria, es porque una vez se entra en ella, ya no se sale. Una vez uno le entrega su corazón a Elmut y es bautizado en esta fe, su vida no le pertenece a él, sino a su Dios. Es decir, a la Hermandad. Y ya sabéis qué es lo que hace la Hermandad con los traidores.
Dos veces al día se realizan los rezos a Elmut: El rezo de la Vida (suhla hayat) al amanecer, y el de la Muerte (suhla elmut) al atardecer. Durante la noche no está permitido comer, beber nada que no sea agua, mantener relaciones sexuales, cazar, etc... (obviamente niños, enfermos, embarazadas, etc... están excluidos de todo lo que pueda ser arriesgado para su salud). Los hay quienes, incluso, no hablan de noche ("los muertos no hablan"), o llegan incluso a aguantar las necesidades físicas más básicas hasta después del siguiente suhla hayat. Se interpreta que tras el suhla elmut, el asesino se encomienda a la muerte, y por ende sólo mata, duerme, reza o medita.
Cada vez que a un asesino se le encomienda la misión de cobrarse la vida de un hayat, debe pasar al menos un día de meditación (y planificación y preparación de su misión), antes de recibir la pluma blanca bendecida por el rahip.
Cada vez que el asesino se cobra la vida de un hayat, debe manchar la pluma sagrada con su sangre para llevársela de vuelta al rahip, y rezar sobre el cuerpo el suhla elmut. Así honra su muerte y le ofrece su respeto tanto al Dios como a la víctima (es la forma de decir que la muerte es para Elmut y no para sí mismo).
Bedderä o Festival de la Luna Llena, se celebra durante las lunas impares del año (1ª, 3ª, 5ª, 7ª y 9ª). En esta fiesta se celebra la vida, y dura desde el alba hasta el anochecer. El rahip da una misa y oficia el suhla hayat, en el cual se pone en libertad una de las águilas de cola roja que entrena la Hermandad, y a partir de ahí se organizan banquetes, bailes, espectáculos, competiciones, y hasta alguna orgía (follar es vivir...). Diversión y celebración para vivir la vida en los días más intensos del año.
S'yedit o Festival de la Luna Nueva, se celebra en las lunas pares del año (2ª, 4ª, 6ª, 8ª y 10ª). En esta fiesta se celebra y respeta la muerte, y dura desde el atardecer, hasta el alba del día siguiente. En esta noche no se duerme, ni hay ningún jolgorio. El rahip también da una misa, oficiando el suhla elmut, en el cual se sacrifica un águila de cola roja, toda la Hermandad hace un voto de silencio, y tienen prohibido abandonar la base subterránea si no tienen una misión importante entre manos. Se dan paso a las meditaciones, los rezos silenciosos y a los momentos de introspección, y los asesinos que se hayan cobrado una víctima durante dicha noche son honrados y venerados para recordar la verdadera misión de las "manos de Elmut" en esta tierra.
Velemmä o Fiesta del Eclipse, se celebra en la 13ª luna llena del año, la cual suele coincidir con un fenómeno astronómico conocido como Elmut ib hannima ("sueño del Elmut"). Una lluvia de estrellas provoca en cierto momento un eclipse lunar, de forma que el astro deja de ser visible y sólo se ven las estrellas fugaces en el cielo, que son los restos del dios deshaciéndose en el cielo. Es la noche del año en la que Elmut muere al atardecer, y renace al día siguiente. Algo así como el "año" nuevo. Se hace una gran celebración, y durante toda la noche queda levantada la prohibición del suhla elmut, por ende se puede comer, beber y hacer de todo durante la noche, se celebran festejos, bailes, etc... En contraposición, los asesinos tienen completamente prohibido matar a nadie, o derramar sangre.
El color sagrado son el blanco, representante de la muerte y la pureza, el rojo, de la vida y la sangre; y el negro, de la noche y la resurrección. Sus símbolos siempre de relacionan con la sangre, y normalmente los rituales tienen mucha conexión con el fuego y con el humo.
No seguir las prácticas de la religión que practica un Pj no sólo conlleva perder puntos de Fe, también puede restar puntos de reputación y ponerle en una mala situación dentro de la propia Hermandad.
Este concepto cumple varias funciones. Para empezar, se asegura de que cada asesino quite una vida sólo porque así Elmut lo designa, y no por deseo personal, para evitar carnicerías o asesinatos indiscriminados. Les enseña a respetar y a darle a cada vida el valor que tiene, y a no menospreciar el honor que supone arrebatarla y ofrecérsela a Elmut. También es una manera perfecta para aunar a todos los hermanos de la orden y enfocarlos hacia un mismo objetivo. Ejerce una fuerte presión social, tanto dentro como fuera del propio grupo, y hace que sean los propios miembros los que hagan que la pertenencia al mismo se vuelva casi vital. El miedo al rechazo del dios, y del resto de la Hermandad, por flaquear en estas creencias es mucho más fuerte de lo que parece. Precisamente por eso resulta una forma tan efectiva de control.
Todos los núcleos de la Hermandad, en cada ciudad, incorporan en su escondite una pequeña "capilla", que sirve como punto oratorio para los miembros de la Hermandad. De ella suele encargarse el sacerdote o rahip, con ayuda de algún que otro kesij (como monjes), que cuidan las imágenes de Elmut y realizan los rituales pertinentes. Técnicamente los sacerdotes y monjes de Elmut no son asesinos, y están al margen de la jerarquía de la Hermandad, aunque pertenezcan a ella. Todo el mundo les respeta y los trata con extremada educación, pues ellos son aquellos que manejan y escriben los nombres de los hayat en el Libro de los Suspiros, y los que tratan de que las almas de las víctimas encuentre correctamente el camino hasta Elmut.
Su trabajo también es el de enseñar, guiar e instruir a los miembros de la Hermandad en su fe. Les instan a no tener secretos con ellos, a que confíen ciegamente. Resuelven sus dudas y flaqueos espirituales, son su apoyo moral más importante además de sus propios compañeros. Otro motivo por el que es tan difícil que un asesino se revele contra Elmut, es porque en él encuentran un reconfortante punto de apoyo y de aceptación.
En resumen, lo que antes fue una de las religiones orientales más extendidas y cultas de la historia, ahora es una secta casi exclusiva de la Hermandad, secreta y absorbente, que sirve como método de control y seguro de fidelidad para todos los asesinos.
Otra cosa en la que, sin duda, esta religión puede resultar sectaria, es porque una vez se entra en ella, ya no se sale. Una vez uno le entrega su corazón a Elmut y es bautizado en esta fe, su vida no le pertenece a él, sino a su Dios. Es decir, a la Hermandad. Y ya sabéis qué es lo que hace la Hermandad con los traidores.
Prácticas
Dos veces al día se realizan los rezos a Elmut: El rezo de la Vida (suhla hayat) al amanecer, y el de la Muerte (suhla elmut) al atardecer. Durante la noche no está permitido comer, beber nada que no sea agua, mantener relaciones sexuales, cazar, etc... (obviamente niños, enfermos, embarazadas, etc... están excluidos de todo lo que pueda ser arriesgado para su salud). Los hay quienes, incluso, no hablan de noche ("los muertos no hablan"), o llegan incluso a aguantar las necesidades físicas más básicas hasta después del siguiente suhla hayat. Se interpreta que tras el suhla elmut, el asesino se encomienda a la muerte, y por ende sólo mata, duerme, reza o medita.
Cada vez que a un asesino se le encomienda la misión de cobrarse la vida de un hayat, debe pasar al menos un día de meditación (y planificación y preparación de su misión), antes de recibir la pluma blanca bendecida por el rahip.
Cada vez que el asesino se cobra la vida de un hayat, debe manchar la pluma sagrada con su sangre para llevársela de vuelta al rahip, y rezar sobre el cuerpo el suhla elmut. Así honra su muerte y le ofrece su respeto tanto al Dios como a la víctima (es la forma de decir que la muerte es para Elmut y no para sí mismo).
Bedderä o Festival de la Luna Llena, se celebra durante las lunas impares del año (1ª, 3ª, 5ª, 7ª y 9ª). En esta fiesta se celebra la vida, y dura desde el alba hasta el anochecer. El rahip da una misa y oficia el suhla hayat, en el cual se pone en libertad una de las águilas de cola roja que entrena la Hermandad, y a partir de ahí se organizan banquetes, bailes, espectáculos, competiciones, y hasta alguna orgía (follar es vivir...). Diversión y celebración para vivir la vida en los días más intensos del año.
S'yedit o Festival de la Luna Nueva, se celebra en las lunas pares del año (2ª, 4ª, 6ª, 8ª y 10ª). En esta fiesta se celebra y respeta la muerte, y dura desde el atardecer, hasta el alba del día siguiente. En esta noche no se duerme, ni hay ningún jolgorio. El rahip también da una misa, oficiando el suhla elmut, en el cual se sacrifica un águila de cola roja, toda la Hermandad hace un voto de silencio, y tienen prohibido abandonar la base subterránea si no tienen una misión importante entre manos. Se dan paso a las meditaciones, los rezos silenciosos y a los momentos de introspección, y los asesinos que se hayan cobrado una víctima durante dicha noche son honrados y venerados para recordar la verdadera misión de las "manos de Elmut" en esta tierra.
Velemmä o Fiesta del Eclipse, se celebra en la 13ª luna llena del año, la cual suele coincidir con un fenómeno astronómico conocido como Elmut ib hannima ("sueño del Elmut"). Una lluvia de estrellas provoca en cierto momento un eclipse lunar, de forma que el astro deja de ser visible y sólo se ven las estrellas fugaces en el cielo, que son los restos del dios deshaciéndose en el cielo. Es la noche del año en la que Elmut muere al atardecer, y renace al día siguiente. Algo así como el "año" nuevo. Se hace una gran celebración, y durante toda la noche queda levantada la prohibición del suhla elmut, por ende se puede comer, beber y hacer de todo durante la noche, se celebran festejos, bailes, etc... En contraposición, los asesinos tienen completamente prohibido matar a nadie, o derramar sangre.
El color sagrado son el blanco, representante de la muerte y la pureza, el rojo, de la vida y la sangre; y el negro, de la noche y la resurrección. Sus símbolos siempre de relacionan con la sangre, y normalmente los rituales tienen mucha conexión con el fuego y con el humo.
No seguir las prácticas de la religión que practica un Pj no sólo conlleva perder puntos de Fe, también puede restar puntos de reputación y ponerle en una mala situación dentro de la propia Hermandad.
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